Desde hace más de 3000 años, se empleaba la palabra kurd en sánscrito cuyo significado es saltar, refiriéndose al corazón como el saltarín.
La palabra kurd pasó al griego como cardia, de la cual derivan cardíaco, cardiopatía, etc; en latín la traducción de ésta fue cor; sin embargo, en el latín vulgar se acostumbraba decir coratione, de esta variante surgió corazón en castellano.
¿De dónde nació la idea de que el corazón guarda las emociones?
De los sobresaltos que sentimos cuando algo nos sorprende provocando un intenso palpitar.
De la combinación entre corazón y valentía, surgió el coraje que significa tener mucho corazón. Misericordia proviene de miser (triste) y cor, su significado es corazón triste.
Cuerdo y cordura se refieren a quien toma decisiones con el corazón.
En la música las palabras acorde y acordeón también se componen del cor.
Recordar proviene de la asociación de la memoria con el corazón; es decir, traer a éste imágenes del pasado. Así como acordar indica poner en sintonía dos corazones.
El verdadero amor mantiene al órgano cardiaco, vigoroso y saludable y éste mantiene al ser humano feliz, entusiasta y juvenil.
El corazón es dadivoso, justo y equitativo porque constantemente suple cada célula del cuerpo de acuerdo con su necesidad, le entrega oxígeno, sustancias nutritivas y energía. Por otra parte el torrente que genera recoge los desperdicios para eliminarlos por medio del riñón o el hígado. Éste está pendiente de todas las emociones y toda energía positiva o negativa le afecta inmediatamente.
Por esto es que el corazón y el amor se relacionan íntimamente, porque los dos son equitativos son generosos, dadivosos y justos, y ambos constituyen el principio y el fin de nuestra existencia.
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