Conocer las tradiciones de los pueblos indígenas es realmente maravilloso, pues su estilo de vida, su educación, sus costumbres e inclusive su alimentación son muy diferentes a lo que nosotros estamos acostumbrados a vivir. El día de hoy hablaremos de un ritual poco conocido que llevaban a cabo los huicholes, el grupo étnico ubicado en su mayoría en la Sierra Madre Occidental en los estados de Jalisco y de Nayarit.

De acuerdo a lo relatado en el libro titulado “Goddess. Mother of Living Nature” de la escritora Adele Getty, entre los wixarikas o huicholes existía un ritual en donde en los partos o nacimientos la mujer no era la única que sufría, pues se dice que los hombres en un gesto de sentir el dolor por el que sus mujeres pasaban, eran sentados en unas vigas situados sobre la cabeza de las mujeres, en donde a sus testículos eran amarradas un par de cuerdas las cuales eran jaladas por sus esposas cuando las contracciones venían.
El acto de parir, ya se trate de un hijo, una idea o una obra de arte, va siempre acompañado de dolor. Los indios huicholes piensan que la pareja de la mujer debe compartir el dolor y el placer de dar a luz: por eso, mientras ella está de parto, el marido se sienta en las vigas situadas sobre su cabeza con una cuerda atada a los testículos. Cada vez que tiene una contracción, la parturienta tira de la cuerda. Al final, el marido siente tanta alegría por el nacimiento del niño como la mujer ¡O incluso más! Esta costumbre de compartir los dolores del parto, en la que el hombre mantiene una actitud simpática de empollamiento ante la llegada del hijo, está extendida entre muchos nativos.Tema relacionado: Historia de Mictlantecuhtli, el dios de la muerte
Una de las actividades agrícolas más importantes entre este grupo étnico es la cosecha y recolección de peyote, el cual se dice los hombres consumían durante la duración del parto para “aminorar” su dolor.
El ritual antes mencionado se realizaba con la intención de compartir no solo el dolor, pues también al momento del nacimiento la dicha y la felicidad eran inigualables.
Hemos buscado imágenes que afirmen que todo lo descrito con anterioridad es real, sin embargo, con lo único que nos encontramos, es una pintura la cual se dice se encuentra en el estado de California y la cual lleva por descripción: La diosa. Madre de la naturaleza viviente.
Aunque se desconoce la veracidad al 100% de esta teoría, lo que la hace un poco dudosa es la parte en donde el hombre pudiera quedarse sin descendencia después de realizado el doloroso ritual.
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