Aunque podría pensarse que la sequía solo afecta a las zonas rurales y urbanas, lo cierto es que el desierto también sufre las consecuencias, y esto se puede notar en los cambios que llegan a presentar algunas de las especies, como por ejemplo los nopales que ahí se encuentran.
En el norte de nuestro país, en la conocida como Zona del Silencio en Durango, existe una especie endémica de nopales morados cuyo crecimiento está restringido a esa zona.
¿La razón de su color? El clima extremo que abunda en ese lugar, pues los nopales morados adquieren esta tonalidad, cuando se presentan intensas heladas y periodos largos de sequía, lo que significa que es en primavera cuando empiezan a regresar a su característico color verde.
La razón científica del por qué sucede este cambio de color con los nopales se debe a que, cuando no reciben agua, la clorofila responsable de la tonalidad verde que adquieren por el proceso de fotosíntesis, es sustituida por carotenoides (un pigmento natural) y por ello el nopal se vuelve morado.
Esta especie de nopal se caracteriza por tener largas y afiladas espinas, además de que da unas flores de tono amarillo y unas tunas de color magenta.
Al igual que los nopales verdes, los morados también son comestibles, sin embargo debido a la falta de agua su sabor será diferente.
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