Un cruel instrumento de tortura conocido como la piedra de las estacadas era el peor suplicio para aquella mujer que cayera en el pecado de la infidelidad, su muerte era lenta y dolorosa y el castigo finalizaba con una sepultura en donde el cuerpo sin ser velado, solo era tirado a una fosa cualquiera.

Esta historia data allá por la época de la Santa Inquisición, aquellos tiempos en donde los instrumentos de tortura abundaban al por mayor.

Para ser exactos, esta leyenda pertenece a la ciudad de Taxco, Guerrero, y es que el castigo para las mujeres que eran infieles a sus esposos eran castigados de una forma muy cruel.

El engaño debía ser confirmado, pues el marido debía ver con sus propios ojos que la mujer se veía con otro hombre a escondidas para después avisar a las autoridades y de esta manera llevar a cabo el atroz acto.

Acompañada de su esposo (aunque éste la haya perdonado), por las autoridades y por algunos pobladores, la adúltera debía vestir sus mejores ropajes para después en caravana ser llevada al lugar más temido.

En el sitio ya aguardaba el instrumento con el que la mujer sería torturada, la famosa piedra de las estocadas, la cuál consistía en una piedra con un hoyo en el centro en donde era colocada una estaca.

La acusada debía despojarse de la ropa para que después, con la ayuda de las pocas mujeres que la acompañaban, fuera colocada sentada y poco a poco, la estaca fuera destrozando los órganos internos al ir ingresando a las entrañas de su cuerpo.

Finalmente, al morir la mujer y al no ser digna de un sepelio tradicional, el cuerpo era llevado a una fosa, en donde solo era aventada para que sus restos “descansaran” por la eternidad.

La famosa piedra ahora yace en el Museo de Arte Virreinal de Taxco en donde varios visitantes narran que aún pueden escuchar los gritos y llantos desgarradores de las mujeres que supuestamente murieron con aquel instrumento de tortura.