En el pueblo mágico de Huichapan, en el estado de Hidalgo, los pobladores suelen contar una misteriosa leyenda referente a las brujas.

Se dice que en uno de los cerros cercanos de nombre Coatépetl se llevan a cabo diversos rituales entre ellas, en donde se mutilan brazos, piernas y hasta se sacan los ojos, inclusive los pobladores han llegado a ver grandes bolas de fuego rondando el lugar y algunos han logrado escuchar malévolas risas.

Por el día estas mujeres caminan como si nada por las calles o se convierten en guajolotes, por lo tanto es difícil llegar a identificar si se trata de una bruja.

Los recién nacidos son los más cuidados, pues por las noches ellas se alimentan de su sangre. Para mantenerlas alejadas de los bebés se suele poner unas tijeras abiertas debajo del colchón y en los techos de las casas es muy común ver caminos de sal.

El toque de queda para los niños es a las 7 de la noche, ya que después de esta hora es cuando ellas inician la cacería y los días viernes está prohibido mencionar a las brujas en el pequeño poblado.

Hay una historia relacionada con este tema, pues se cuenta que un señor que se encontraba casado con una bruja siempre le decía que lo que ellos comían estaba hecho con sangre de bebés, una noche para comprobarlo, el señor fingió dormir y se dio cuenta que  realmente su pareja era una bruja, pues ésta se arrancó una pierna y después se echó a volar; en su desesperación el señor se deshizo del miembro arrancado y su esposa murió por la desesperación de no encontrarla.