El famoso diablito de Cholula, una pequeña estatua que un día apareció a la entrada de un pequeño templo y a la cual los feligreses empezaron a pedir favores no importando que otros tantos le atribuyeran fatales accidentes acontecidos en el pequeño pueblo.

Cuenta la leyenda que en una pequeña iglesia construida allá por el siglo XVI y ubicada en el Barrio de San Miguelito en San Pedro Cholula, Puebla un día, a la entrada del recinto apareció una curiosa estatua en forma de diablo.
La comunidad en general no sabía quién la había colocado ahí, pero se rumoraba que tal vez la habían encontrado enterrada y al ser confundida con un objeto prehispánico alguien la había desenterrado; otra teoría que se maneja en el pueblo es que un hombre al darse cuenta de los poderes maléficos que el diablito tenía decidió mejor dejarlo en el templo para que ahí alguien lo controlara.
El sacerdote del lugar decidió colocarlo dentro del templo e inclusive le mandó a hacer una pequeña vitrina de vidrio y de madera para ahí guardarlo, pero fue después de varios intentos que por fin logró que la figura pudiera ser guardada dentro de la caja.
Tema relacionado: La leyenda del Cerro de las CalaverasPasaron varios días hasta que alguien se percató que la caja se encontraba arañada, por lo que decidieron limar las uñas a la estatua, y es que además los accidentes en la llamada Curva del Diablo ubicada a pocos metros de la iglesia eran cada vez más frecuentes y no obstante con eso, la estatua aparecía movida cada que uno de esos sucesos fatídicos acontecía.
Con todos estos acontecimientos la vitrina fue colocada en un lugar más escondido y a la gente que quería verlo se le pedía encomendarse fervientemente a San Miguel Arcángel pues de no hacerlo, el diablito tomaba la forma de la persona que lo visitaba para que cuando ésta saliera, el espíritu del mal pudiera seguir haciendo “travesuras”.
El cumplimiento de favores por parte de la estatua era tan grande, que gente de dudosa procedencia desfilaba diariamente para acercarse a la emblemática reliquia.
A la fecha, la Iglesia de San Miguelito recibe a miles de turistas al año con el fin de corroborar que la estatua aún existe y que todos los mitos que se cuentan alrededor de ella pudieran ser verídicos.
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