El Día de Muertos en México se viste de colores vibrantes y aromas únicos, y este año, una bebida ancestral se ha convertido en la estrella de las celebraciones: el atole de cempasúchil. Esta deliciosa mezcla fusiona tradición y modernidad, ofreciendo una experiencia sensorial que honra a nuestros seres queridos.

El cempasúchil: más que una flor, un sabor celestial
Lejos de su uso exclusivo como ornamento, el cempasúchil ha encontrado su lugar en la gastronomía mexicana. Su sabor sutilmente herbal y cítrico, con un toque amargo, se transforma al infusionarse en leche caliente, creando una base aromática perfecta para el atole. Al combinarse con piloncillo, canela y masa de maíz, se obtiene una bebida reconfortante y simbólica, ideal para acompañar el pan de muerto en el altar.

Esta propuesta va más allá de lo gastronómico. Representa un ritual comestible donde el calor del maíz, el perfume floral y el dulzor ancestral convergen para mantener vivas nuestras tradiciones. Servido caliente y decorado con pétalos frescos, este atole no solo reconforta el cuerpo, también despierta memorias colectivas.
¿Te atreverías a probar esta bebida ancestral?
¡Cuéntanos en los comentarios si incluirás el atole de cempasúchil en tu altar este Día de Muertos!