¡Hola, queridos oyentes de El Fonógrafo! Hoy les traemos una historia fascinante y conmovedora sobre un actor muy querido que, después de conquistar Hollywood, decidió cambiar radicalmente su vida. Se trata de José Mojica, un talentoso actor y cantante que dejó todo para seguir su fe y convertirse en sacerdote.

De la pantalla grande a la vida religiosa

José Mojica nació el 14 de septiembre de 1895 en Jalisco, México. Desde joven, soñaba con ser cantante, pero el destino lo llevó a la actuación, donde brilló tanto en México como en Hollywood. Mojica estudió en el Conservatorio Nacional de Música y, con el tiempo, se convirtió en una figura querida en el cine, destacando en películas como ‘El rey de los gitanos’ (1933) y ‘El caballero de la noche’ (1933).

El viaje a Hollywood

En busca de nuevas oportunidades, Mojica se mudó a Estados Unidos, donde comenzó a destacar en la industria del cine. Participó en la película ‘La cruz y la espada’ en 1934, y desde ahí su carrera despegó. Sin embargo, a pesar de su éxito, una serie de problemas personales y la pérdida de su madre lo llevaron a una profunda reflexión sobre su vida.

Un giro inesperado

Influenciado por su fe y una experiencia mística con Teresita de Jesús, Mojica decidió dejar la actuación y unirse a la Orden Franciscana. A los 47 años, ingresó al seminario en Cuzco, Perú, donde adoptó el nombre de Fray José de Guadalupe Mojica. Fue ordenado sacerdote cinco años después, dedicando su vida a la religión.

La vida después del cine

Aunque José Mojica dejó las luces del espectáculo, su legado en el cine y la música permanece. Escribió una autobiografía titulada ‘Yo pecador’, que fue llevada al cine, y aunque ocasionalmente volvió a las artes, su compromiso con su fe fue siempre su prioridad. Mojica falleció en 1974 a los 78 años debido a complicaciones por hepatitis, dejando un legado de inspiración y transformación.

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