El actor mexicano Alex Ibarra, recordado por su participación en telenovelas como Gotita de amor y Las tontas no van al cielo, ha abierto su corazón sobre un desafío que enfrenta desde hace años. En una reciente entrevista, el actor confesó que padece disfonía espasmódica, una enfermedad neurológica que afecta sus cuerdas vocales y que, aunque no pone en riesgo su vida, es irreversible y le ha dificultado su carrera artística.
A sus 51 años, Ibarra ha logrado mantenerse en el medio artístico a pesar de las complicaciones derivadas de su condición. Desde los 20 años fue diagnosticado con esta enfermedad, que le provoca espasmos en los músculos que controlan sus cuerdas vocales, afectando su capacidad de hablar con normalidad en ciertos momentos.
Alex Ibarra y el doloroso tratamiento para mantener su voz

Durante la entrevista en el programa Hoy, el actor compartió detalles sobre su tratamiento, que consiste en inyecciones de bótox aplicadas directamente en sus cuerdas vocales para reducir los espasmos. “Es un tratamiento doloroso, pero es la única manera en la que puedo seguir comunicándome”, explicó. Aunque hay días en los que su voz mejora notablemente, también tiene jornadas difíciles en las que apenas puede hablar con claridad.
La disfonía espasmódica es una condición poco común cuya causa exacta aún se desconoce. Según especialistas, puede estar relacionada con problemas en el cerebro y el sistema nervioso, afectando la coordinación de los músculos vocales. En algunos casos, el estrés puede agravar los síntomas, lo que ha llevado a Ibarra a aprender a manejar su condición con paciencia y determinación.

A pesar de los desafíos que enfrenta, Alex Ibarra se muestra optimista y decidido a no dejar que la enfermedad lo limite. “No me voy a morir de esto, pero sí es algo con lo que tendré que vivir siempre”, afirmó. Su testimonio ha sido recibido con apoyo y admiración por parte de sus seguidores y colegas del medio artístico, quienes destacan su valentía al compartir su historia.
El actor continúa activo en la industria del entretenimiento y espera seguir participando en proyectos que no solo le permitan actuar, sino también inspirar a otros que enfrentan condiciones médicas similares. Su historia es un recordatorio de que, incluso ante las adversidades, la pasión por el arte y la vida pueden ser más fuertes que cualquier diagnóstico
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